Fuentealba, ¡presente!


Carlos Fuentealba hace escuela al salir a luchar. Toma una tiza. Levanta el puño. Escribe una oración en el pizarrón. Enfrenta al poder de turno. Hace preguntas y explica a sus alumnos. Quiere cortar con sus compañeros docentes la ruta 22 y entona canciones de protesta. Pide silencio, allá atrás en el fondo. Pide salario y más presupuesto para la educación de Neuquén. Repite la explicación para el estudiante con cara de duda. Se repliegan, pero no importa: llega la represión. Contesta una pregunta y sonríe a la alumna del primer pupitre. Se retira en un auto, pero no importa: los cobanis en un móvil le pisa los talones. Suena el timbre, los chicos salen desordenados al recreo. Está de espaldas en el asiento trasero, pero no importa: José Darío Poblete dispara una granada de gas que le pega en la nuca y le hunde el cráneo. Se termina la lección, termina la clase. Carlos Fuentealba muere asesinado y lo abrazan los maestros de su provincia, los maestros de la Argentina. 

Hace diez años, un 4 de abril de 2007, sucedía esto. Hoy, los docentes de todos los niveles educativos, recuerdan y reivindican a Carlos Fuentealba con la lucha más importante de los últimos años. Enarbolan los mismos reclamos por los cuales mataron al docente neuquino. Paritaria nacional, mayor salario, mejores condiciones de trabajo y de estudio, aumento del presupuesto para la educación pública… Una educación que no sea reproductora, sino cuestionadora y transformadora. Con estas demandas los docentes marchan a la cabeza de una lucha por el salario que es la de todxs lxs trabajadores: su paritaria, será la nuestra; su lucha, debe ser la nuestra. Por eso, recordemos a Carlos Fuentealba a partir de su propio ejemplo: organizándonos y exigiendo lo que es nuestro, en las calles.

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