PENSAR LAS MATERNIDADES | Ciclo "Género en Cultura"



PENSAR LAS MATERNIDADES
Notas sobre la primera charla del ciclo “Género en Cultura”

“Hoy entendí en el cuerpo, en cada célula, el ‘voy a comprar cigarrillos’ y no volver. Pero volví. Hay cosas que nunca se dicen en público, como que ese ‘brillo’ de las embarazadas es sudor; que el parto es maravilloso, pero a veces trae hemorroides; que tu bebé es conmovedor, una fuerza de la naturaleza, y también te aburre”, comenzó la periodista y escritora Daniela Pasik en la charla“Maternidades-no maternidades. Mitos literarios y sociales” que se desarrolló en la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) el miércoles 2 de octubre, organizada por la Comisión de Género de ATE Cultura. Las escritoras Macarena Moraña y Melina Pogorelsky también participaron del encuentro en el que se abrieron interrogantes sobre las formas de la maternidad.

Esta es la primera charla del ciclo “Género en Cultura” que propone abrir debates en torno a cuestiones de género vinculadas al quehacer cultural y al acervo de los organismos de la Secretaría de Cultura de la Nación.

“Mi hijo ya tiene 15 años, pelos en el pecho, voz gruesa y mide más de un metro ochenta. Llegué hasta acá harta, sobrepasada, asfixiada y a la vez tranquila, confiada, acompañada, completa en nuestra mini familia de dos. Casi nadie confiesa, acepta o habla de la capacidad que tenemos las madres para el abandono, que es tan instintiva como gestar o parir y mucho más tangible y sólida que quedarse y criar”, continuó Pasik que leyó fragmentos de un ensayo sobre la maternidad inspirado en el diario que escribió para su hijo mientras estaba embarazada. A lo largo de la exposición abordó las complejidades de ser madre y los vínculos entre madre e hijo a través de anécdotas y fragmentos de diálogos.

A modo de cierre leyó: “Al final hay una especie de post scriptum que hice el 10 de enero de 2018, antes de darle el diario, mientras me imaginaba manejando un auto por la autopista a toda velocidad, en dirección contraria. Es una pequeña carta de amor. Cada letra formó una palabra, que hizo una oración y se convirtió en un texto que otra vez me reubicó en esa certeza inexplicable de que sin saber cómo ni por qué igual me voy a quedar”.

Macarena Moraña invitó a pensar las maternidades y paternidades a través de la literatura. En la  apertura leyó un fragmento de un poema de la escritora Natalia Leiderman: “esto de que me mandes/ a la concha de mi madre/ me parece inofensivo./ ¿nunca quisiste regresar/ a la noche tibia y sencilla?/ ¿no quisiste invertir el camino ir/ apoyándote despacio/
en la forma blanda de los objetos conocidos/ hasta llegar a cero?”.

Luego recomendó libros que abordan la formas de la maternidad y las imposiciones sociales a las mujeres. El primero fue Madame Bovary, de Gustave Flaubert. “Si hay un libro que tiene olor a sistema patriarcal es éste. Emma Bovary tiene una hija a la que no quiere porque no tiene lugar para ese amor -y está en su derecho de no tenerlo- y a la niña la alimenta una nodriza”, explicó Moraña. A partir de ese tópico, de no poder decidir sobre la maternidad, la escritora recomendó otras novelas y cuentos que abordan la temática: Mrs Dalloway de Virginia Woolf y El amante, de Marguerite Duras. “Con estas tres historias se puede establecer un mapa, una constelación en términos de género para pensar de qué modo se viene escribiendo y hace cuánto tiempo se viene escribiendo sobre algo que hoy estamos combatiendo, el sistema patriarcal. Pero desde hace mucho había una manifestación muy clara en su contra”, amplió Moraña. Además, recomendó los cuentos: “Las madres”, de  Fabio Morábito; “Flores nuevas”, de Federico Falco; “Reunión”, de Andrés Caicedo; “Colinas como elefantes blancos”, de Ernest Hemingway; “Variables”, de Tomás Downey; “El cariño de los tontos”, de Antonio Di Benedetto; y la novela Matate, amor, de Ariana Harwicz.

A su turno, la escritora Melina Pogorelsky recorrió su obra para pensar las distintas representaciones de la maternidad. Además, contó que el armado de ese recorrido para llevar a la charla estuvo atravesado por la palabra incertidumbre: la de no saber cómo había construido a esas “madres literarias”, la de no encontrar un hilo conductor para el recorrido y la que le genera la maternidad misma. “Después de revisitar mis libros quedé contenta - explicó la escritora- Me cierra la idea de incertidumbre para pensar la maternidad, la idea de surfearla, pero sumergida. Entonces le chateo a mi amiga y le digo ‘mi hilo va a ser eso, no saber: la maternidad y no saber, la escritura y no saber’. Eso pretendía, porque releo después de enviar y dice ‘mi hijo va a ser eso, no saber’. Que lindo fallido, ¿no?”.

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